lunes, 14 de febrero de 2011

BAILE EN EL MOULIN DE LA GALETTE.


Reflexión sobre este tema en la pintura.
MAX. LUGO.


Pocos temas profanos han sido tan recurrentes en la pintura como el de El Moulin de la Galette. Este célebre molino de viento, data de principios del siglo XV y sirvió para moler el trigo; debe su nombre a las galletas o tortas de pan de trigo, acompañadas de un vaso con leche que se ofrecían a  moradores y visitantes de la colina de Montmartre, hoy, famoso barrio de París.

Sin embargo, hacia 1830 cambió su giro para convertirse en cabaret, con el nombre de Moulin Radet, al que los domingos acudía público de clase media a bailar y divertirse; siendo propicio además, para reuniones de artistas, pintores, poetas y músicos que habitaban en los alrededores.

Tiempo más tarde, al Moulin Radet se le agregó el Moulin Blute-Fin, su mirador y los jardines anexos, y con el salón de baile se estructuró un conjunto encerrado dentro de una empalizada verde, que se denominó "Le Moulin de la Galette".

Numerosos pintores parisinos, ingleses, holandeses, italianos, rusos, americanos, españoles y de otras nacionalidades, han abordado el tema a través de sus lienzos; entre ellos destacan: Eugène Ciceri, Ludovic Piette, Gustave Maincent, Paul Vogler, Paul François Quinsac, Alphonse Leon Quizet, Lucien Viellard, Fernand Laval, Jean Louis Forain, Gazi le Tatar, Gen Paul, Roger Bertín, Roland Dubuc, Bruno Emile, Charles Malle, Manuel Utrillo, Federico Zandomeneghi, Jean Forain, Vincent van Gogh, Paul Signac, Santiago Rusiñol, Théophile Alexander Steinten, Adolphe Leon Willette, Pierre Auguste Renoir, Henri de Toulouse- Lautrec, Pablo Picasso, Isaac Lazarus Israëls, Ramón Casas i Carbó, Pere Ysern Alie y Cornelis Théodurus Marie van Dogen, mejor conocido por su seudónimo, Kees van Dongen.

Algunos de los anteriores, plasmaron en sus lienzos el Moulin dentro del paisaje urbano; otros prefirieron hacerlo representando escenas de baile, en donde en no pocas veces retrataron a sus colegas pintores. De estos últimos destacan los impresionistas Renoir, Lazaruz Israëls e Ysern Alie.Toulouse-Lautrec; Casas i Carbó (modernismo catalán); Picasso --previamente a sus etapas azul y rosa, así como a su pintura cubista-- y el fauvista, van Dongen.

PIERRE AUGUSTE RENOIR (1841 – 1919)

Fue Renoir en 1876, el primero en plasmar el baile de salón en el Moulin. Su cuadro, Baile en el Moulin de la Galette (en francés: Bal au moulin de la Galette), es una de las pinturas más célebres del impresionismo, y fue expuesto en la III exposición de los impresionistas, en el año de 1877.

El cuadro que, se dice, fue pintado al natural representa un baile realizado en los salones de la “Galette” entre los molinos Radet y Blute-Fin, en donde existía un espacio ajardinado, sembrado de acacias con bancos y mesas. Los bailes comenzaban al atardecer pero se prolongaban hasta la medianoche, y el local era iluminado por farolas, hileras y racimos de lámparas de gas. La orquesta estaba ubicada en un plano elevado del suelo adyacente al salón interior.

En él, Renoir usa la figura humana de manera muy original; la luz como tema del paisaje --muy probablemente de una tarde veraniega-- juega un papel de riqueza y fantasía, y se ve a través de los árboles reflejándose en la ropa de los asistentes y el movimiento se aprecia por las ondulaciones de sus cabezas.

En el primer plano, a la derecha abajo, se ven unas diagonales creadas por unos bancos y una mesa donde están sentados los amigos del pintor, Franc-Lamy de espaldas, Norbert Goeneutte con pipa, y escribiendo --su también biógrafo-- Georges Rivière. Las damas que destacan son las hermanas Estelle y Jeanne, jóvenes del barrio de Montmartre que Renoir utilizó de modelos. En el centro de la escena bailan Pedro Vidal, pintor cubano, junto a su amiga Margot,  dando  la sensación de que toda la fiesta gira en torno a ellos. Al fondo, los también pintores Cordey, Lestringuez, Gervex y Lho.

Baile en el Moulin de la Galette. 1876
Óleo sobre tela, 131 x 175 cm.

Después de su exposición en 1877 formó parte de la colección de Gustave Caillebotte, quien lo legó al Estado, habiendo sido aceptado en 1894 para ser expuesto en el museo de Luxemburgo, en la capital francesa, durante los años de 1896 a 1929 en que pasó al de Louvre y desde 1986 se encuentra en el Museo de Orsay, en París.

HENRI MARIE RAYMOND
DE TOULUSE-LAUTRE MONFA (1864 – 1901)

En 1880 Touluse- Lautrec se instala en la zona más cercana a la colina de Montmartre ; ahí se dedica a pintar y a frecuentar los bares,prostíbulos y cabarets que abundaban por entoces. Los temas de su vida cotidiana los refleja en sus lienzos. Es común encontrar en su obra todo tipo de personajes populares – sobre todo femeninos— desde los más sencillos como “La lavandera” y “La planchadora”, hasta prostitutas, lesbianas bailando o haciendo sexo, mujeres desnudas o semi desnudas; vedettes del elenco estelar del Moulin Rouge y bailarinas de salón.

En contraste con el cuadro de Renoir, en 1889 Toulouse- Lautrec pinta su versión del baile en el Moulin de la Galette; y aunque guarda similitud con aquél en el tema, resulta ser muy diferente la impresión infundida por el pintor. En éste presenta un local económico y sencillo de aspecto sórdido y lúgubre. No se trata del baile veraniego vespertino y de colores alegres plasmado por Renoir, en donde los vestidos de las damas eran elegantes y los trajes de los hombres bien cortados, sino de un baile nocturno en el que prevalecen los colores oscuros y los vestidos modestos.

En el primer plano, cortado por una diagonal se encuentra un palco, en el que sentado a una mesa  se aprecia –con gran nitidez y expresividad-- la figura del pintor Joseph Albert, amigo del autor, quien observa la pista de baile. Delante de él, de manera inmediata, tres damas: una peliroja observando la pista de baile y a quien no se le mira el rostro y otra de perfil con la mirada en sentido opuesto, dando ambas la espalda a Albert; la tercera, también de perfil respecto al espectador, pero, de frente al caballero mencionado y que ha sido identificada como Jeanne Fontaine. En la mesa contigua, en el mismo palco, varios platos o tazones, al parecer vacíos.

En la pista, parejas bailando apretadamente, incluyendo la de dos mujeres que se aprecia en la parte izquierda; en tanto a la derecha pueden verse las figuras de un soldado o policía y un cochero dialogando y  a su costado otro hombre los observa con atención. Al fondo, rostros y cuerpos difuminados de hombres y mujeres entregados al baile.

Esta pintura se coserva en el Art Institute, Chicago, y pertenece a Mr. And Mrs. Lewis Larned Coburn Memorial Colletion.


En el Moulin de la Galette.
Óleo sobre tela 88.5 x 101.3 cm.


RAMÓN CASAS I CARBÓ (1866 - 1932)

 Casas i Carbó nació en Barcelona, célebre por sus retratos, caricaturas y pinturas de la élite social, intelectual, económica y política española y parisina, así como por sus pinturas sobre revueltas; tuvo gran influencia en el modernismo.

Inició su primera estancia en París como estudiante en la Academia Duran y posteriormente en la Gervex; su primera exposición fue en la Sala Parés de Barcelona, y en 1883 expuso un autorretrato en la sala de los Campos Elíseos de París, con lo que obtuvo una invitación como miembro del salón de la Societé d'artistes françaises.

Los siguientes años continuó pintando, sobre todo cuadros que representan multitudes; fue amigo de los también artistas  Santiago Rusiñol, Eugene Carriere e Ignacio Zuloaga.

Después que Casas y Rusiñol viajaron por Cataluña en 1889 y colaboraron en el libro Por Cataluña (desde mi carro), con textos de Rusiñol e ilustraciones de Casas, volvieron a París y se alojaron en el Moulin de la Galette en Montmatre, junto con Miguel Utrillo --crítico de arte y pintor—y el dibujante Ramón Canudas.

El trabajo pictórico de Casas se encuentra más identificado con el modernismo catalán que con el impresionismo parisino; ambas corrientes predominantes en esa época. Fuero frecuentes las exposiciones que conjuntamente organizó con Rusiñol en las ciudades de Barcelona y de Sitges, aunque no dejó de frecuentar la capital francesa.

Los modernistas establecieron su “cuartel general” en Barcelona, en el bar Els Quatre Gats, al estilo del  Le Chat Noir, de París, en el que se desarrollaban tertulias y exposiciones de arte, y en las que se incluyó una de las primeras de Picasso.

Fue durante el tercer período que Casas estuvo en París, iniciado en 1890, cuando pintó (1890-1891) además de otros, su versión del baile de la “Galette” al que tituló Bal du Molin de la Gallete, como lo había hecho Renoir en 1876. Este lienzo, considerado por la crítica como una de sus tres obras maestras(las otros dos son: Plein air y Retrato de Erik Satie), fue exhibido en la exposición organizada por Miguel Utrillo en 1900 en la Sala Parés, donde ocupó un destacado lugar.

En cuanto al tema, resulta interesante advertir que a diferencia de sus predecesores, Casas pinta un salón de baile desolado con predominio del claroscuro; sólo dos personas bailan y otras dos, en el primer plano, muestran una actitud indiferente. Además del escaso público que se aprecia a la derecha y el fondo viendo bailar a la pareja.
 A pesar de la belleza de las lámparas que penden del techo,  por la hora que es, se mantienen apagadas y el sitio es apenas iluminado con la luz natural de las últimas horas vespertinas, que penetra a través de los ventanales que  rodean el lugar, dando la impresión de una imagen triste, sórdida y pesimista. El cuadro se exhibe en el Museo Cau Ferrat, en la ciudad catalana de Sitges.


Bal du Molin de la Galette
Óleo sobre lienzo 100 x 81 cm.

PABLO PICASSO (1881- 1973)

 Picasso, pintor, escultor y ceramista español, nació en Málaga, y después de Barcelona incursionó por primera vez en París en 1900, tras ser seleccionado su cuadro, Últimos auxilios, para la Exposición Universal de ese año. En esta primera estancia compartió su estudio con el también pintor español Carles Casagemes, y fue precisamente Le Moulin de la Galette el primer lienzo que pintó en la ciudad Luz en ese año, dando muestra de la gran rapidez con la que adoptó el vanguardismo de la época.

De sus antecesores que habían abordado el tema, fue Touluse- Lautre quien influyó más en Picasso. El mundo del cabaret se ve claramente reflejado en su cuadro. Sin embargo, no se concreta a imitarlos, sino que de algún modo trata de modificar sus modelos.

Esto se desprende del contenido de su versión de Le Moulin de la Galette que en un primer plano a la izquierda,  frente al espectador, plasma la figura de tres mujeres elegantemente ataviadas, cuyos rostros son perceptibles en forma clara. En la pista, al centro, con un leve difuminado, un grupo de parejas ejecutando un baile de salón con rostros deslumbrantes, advirtiéndose el colorido de la fiesta en ambiente nocturno. Acrecienta su efecto la luz de las guirnaldas de luces de gas, ubicadas hacia el fondo del salón, a cuyo lado izquierdo aguardan tres caballeros, al parecer, en espera de encontrar pareja para el baile.

Como dato curioso puede apreciarse en el ángulo inferior derecho del cuadro, las siglas P. R., de Pablo Ruiz; pues así firmó Picasso sus pinturas  hasta 1901 que empezó a hacerlo con el apellido de su madre <<Picasso>>.


Le Moulin de la Galette.
Óleo sobre lienzo 90.2 x 117cm.

 El cuadro se exhibe en The Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Justin K. Thannhauser Fundation.

ISSAC LAZARUS ISRAËLS (1865- 1934)


Lazarus, pintor impresionista holandés de ascendencia judía, después de estudiar en la Academia de la Haya, pasó la mayor parte de su vida en Bali, Surakarta, Batabia, Londres y París, donde ejecutó hacia 1900 su cuadro En el Moulin de la Galette.
El tema y la composición en este pintor son diferentes a los abordados por Ronoir, Touluse- Lautrec, Casas y Picasso. En su obra, el baile resulta ser algo secundario que sirve sólo como telón de fondo a la pareja que aparece en primer plano, y cuyas figuras retrata de cuerpo entero --mesa de por medio-- sentados uno frente a otra, en donde charlan y beben animadamente. El color marrón con diferentes matices prevalece, y llama la atención el contraste y brillo que por la luz obtiene el pintor en la ropa de los personajes principales del cuadro.


En el Moulin de la Galette.

PERE YSERN ALIÉ (1875- 1946)

Este pintor barcelonés llegó a París a los 24 años después de su estancia en Roma. En la entonces capital del mundo descubre a los impresionistas del Museo Luxemburgo y la vida bohemia de cabaret. Amigo de Touluse- Lautrec y de los integrantes del círculo catalán que ahí residían, frecuenta el Moulin Rouge y el Moulin de la Galette, y entre 1902 y 1904 pinta escenas de baile de este último.

El cuadro con técnica impresionista guarda similitud –en mi concepto–con el ejecutado por Renoir en 1876; en un primer plano se observa una pareja sentada a la mesa, charlando y observando a las parejas que bailan en la pista repleta. Como todo impresionista, trata el baile por los tonos y no por el tema en sí, captando los colores claros y suprimiendo al máximo las sombras negras u obscuras; resalta la figura de las damas y sus vestidos, donde priman el rojo y el verde en varios matices, el blanco en el vestido de la dama del centro izquierda, así como en algunos sombreros y tocados; y en cambio, difumina el color en la mayor parte de los trajes oscuros de los caballeros, y coloca las figuras femeninas de tal suerte que cubren a las masculinas, dando así la impresión de que los candiles que cuelgan del techo bañan de luz al centro del cuadro. Como nota común con la pintura de Lautrec se advierte, a la derecha, una pareja de damas bailando.



Baile en el Moulin de la Galette.

 

KEES van DONGEN (1877 – 1968)

Es el seudónimo del pintor Cornelis Théodorus Marie van Dongen, quien nació en Roterdam, Holanda y se estableció en París en 1897. Fue miembro del grupo del primer movimiento de vanguardia, el fauvismo, y por un breve período del movimiento alemán Die Brücke.

Hacia 1904 pintó el Baile en el Moulin de la Galette; su técnica recuerda los trabajo de sus amigos: Matisse, Derain, Vlanminck y Dufy.

El cuadro recrea un baile popular al aire libre, debajo de árboles y arbustos iluminados por luz natural; prevalecen  los colores verde y amarillo en tonos vivos, contrastando con el marrón en diferentes tonalidades del piso y de los árboles, así como de las prendas que visten las bailadoras, y con el negro del traje de los caballeros. Se advierte una diagonal al centro que corta al cuadro en dos partes, dando así una sensación en el espectador de profundidad.




Baile en el Moulin de la Galette.

La comparación de estos cuadros, así como los restantes del Moulin de la Galette pintados por otros artistas, como los mencionados en la parte conducente de este artículo, abre un inmenso campo de análisis al estudioso de la pintura. ¿Por qué un tema profano como el del Moulin de la Galette ha sido inspiración de tantos y tan variados artistas?

1 comentario:

Unknown dijo...

como no recordar esas pinturas, y mas con tu narracion y pensamientos filosofo max, saludos

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