martes, 12 de octubre de 2021

 

                             ¿Qué es la ilustración?

                                                      Max Lugo.

     

La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. Su causa no reside en la

falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella, sin la tutela de otro. ¡Sapere aude!

Sapere aude” es una locución latina acuñada por Horacio que popularizó Kant,   y se traduce como  'atrévete a saber'.

La pereza y la cobardía son causas de que una gran parte de los hombres continúen  a gusto en su estado de pupilos y se sientan realmente incapaces  de servirse de su propia razón, porque nunca se permitieron intentar la aventura. Al intentarse ésta, el público  poco a poco llega a ilustrarse.

En efecto, mediante una revolución acaso se logre derrocar el despotismo personal y acabar con la opresión económica o política, pero nunca se consigue la verdadera reforma de la manera de pensar; sino  nuevos prejuicios en lugar de los antiguos, servirán de riendas para conducir al gran tropel.

Para la ilustración la persona no  requiere más que una cosa, libertad de hacer uso público de su razón íntegramente.

¿Qué limita la ilustración? : El uso público de la razón que debe estar permitido a todo el mundo y esto es lo único que puede traer ilustración a  todos, aunque se limite el uso privado.

Kant entiende como el  uso público  de la razón, aquel

que en calidad de maestro se puede hacer de la propia razón ante el gran público del mundo de lectores. Aunque en el uso privado deba obedecer, por razón de jerarquía laboral o de otra índole.

Interesante ejemplo pone el filósofo de Königsberg al referirse al clérigo, cuando  diferencia los usos público y privado de la razón, al señalar: “el uso que su razón hace un clérigo ante su feligresía, constituye un uso privado; porque se trata siempre de un ejercicio doméstico, aunque la audiencia sea muy grande; y, en este respecto, no es, como sacerdote, libre, ni debe serlo, puesto que ministra un mandato ajeno. Pero en calidad de doctor que se dirige por medio de sus escritos al público propiamente dicho, es decir, al mundo, como clérigo, por consiguiente, que hace un uso público de su razón, disfruta de una libertad ilimitada para servirse de su propia razón y hablar en nombre propio.” Porque entonces, sí no puede ejercer el cargo con arreglo a su conciencia, tendrá que renunciar.

Esto es muy fuerte, sin embargo  real,  pues  también afirma: “Pero es completamente ilícito ponerse de acuerdo ni tan siquiera por el plazo de una generación, sobre una constitución religiosa inconmovible, que nadie podría poner en tela de juicio públicamente, ya que con ello se destruiría todo un período en la marcha de la humanidad hacia su mejoramiento, período que, de ese modo, resultaría no sólo estéril sino nefasto para la posteridad.”Pues de lo contrario implica: “…violar y pisotear los sagrados derechos del hombre.”

He aquí a Kant, como garante de los Derechos Humanos y como precursor del principio Pro Persona.

 

 

lunes, 4 de octubre de 2021

                                             EL TIEMPO

                                                          Max Lugo




Odas
1.11
Horacio.

No indagues —no es lícito saberlo— cuál fin para mí, cuál para ti
los dioses han dispuesto, Leucónoe, ni tientes
los dados babilonios. Cuánto mejor será padecer cualquier cosa,
ya que Júpiter te conceda muchos inviernos, ya el último
que ahora destruye contra los escollos opuestos
el mar Tirreno. Sé sabia, filtra los vinos y acorta
al tiempo breve la esperanza larga. Mientras hablamos, se habrá fugado
el tiempo celoso. Abraza el día y confía mínimamente en el futuro.

. En la desesperación, en la angustia, por más que la mente y el corazón se aceleren no pueden acelerar el tiempo, tampoco retrasarlo ni tener la seguridad de que siempre estará con nosotros; él es imperturbable, no admite enmiendas. Podemos  acelerar o atrasar el reloj y engañarnos, el tiempo no se moverá más deprisa, tampoco lograremos  relentizarlo. Él va de segundo en segundo como tiene previsto o como nosotros hemos hecho que lo tenga.
 Un segundo, un minuto, una hora o un día aquí, es un segundo, un minuto, una hora, un día allá y acullá. Como lo es un mes, un año, o un siglo. Todos son sistemas de medida que nos hemos dado y que de alguna forma nos disciplinan y por consecuencia nos someten.
 Los instrumentos de medición del tiempo poco importan, sólo cumplen con la función que les hemos asignado. El tiempo es invariable en la vida cotidiana. Así como no podemos  adelantarlo ni retrasarlo porque es inexorable, tampoco estar seguros que continuará a voluntad. Por esa razón debemos  vivir a plenitud el segundo preciso, para formar el minuto adecuado, la hora debida y el paso de las horas del día presente y decir, como Horacio en las Odas: “Carpe diem, quam minimum crédula postero”. Esto es: “Aprovecha el día de hoy; y confía mínimamente en el futuro” .
Aprovechemos hoy el tiempo de nuestro tiempo.

 Otoño 2021.

                               ¿Qué es la ilustración?                                                        Max Lugo.       La ilust...