sábado, 22 de enero de 2011

¿PUEDE DEMOSTRARSE LA EXISTENCIA DE DIOS?


 
Reflexión sobre fe y razón.

MAX. LUGO


Maquiavelo en “El Príncipe” afirma: “No ignoro que muchos creen y han creído que las cosas del mundo están regidas por la fortuna y por Dios…”(1). Es decir, por el encadenamiento fortuito de sucesos; y por el ser sobrenatural (en ocasiones seres), considerado superior y creador de todo cuanto existe; de cuya definición, demostración y refutación de su existencia y poder, se ha ocupado el hombre desde la antigüedad .

A través de la historia puede encontrarse una variedad de conceptos vertidos por filósofos y teólogos, tendentes a tratar de definir a Dios y a demostrar su existencia mediante las pruebas: cosmológica, ontológica, a posteriori de carácter racional o a priori; así como por medio de las pruebas del sentimiento o de la tradición(2), que más adelante trataré someramente

Para las religiones en general, Dios es considerado con el carácter de persona; como creador. Para el teísmo: como ser personal, único y trascendente al mundo aunque presente en él. Para la tradición judeo – cristiana es un ser personal, absoluto, trascendente, infinito e infinitamente perfecto; omnipotente, omnisciente y creador del universo.

 Jenófanes de Colofón, quien vivió durante los siglos VI y V a. C. afirma, que si bien hay una Corte de dioses, se da sólo un Dios máximo, tanto para aquéllos como para el género humano. Esto es, aunque Jenófanes sostiene que dentro de la manera de ser “divina” se da un máximo, y que a éste se le podrá llamar Dios, no obstante que las demás cosas ya no puedan llegar a ser Dios, no se actualiza en su postura la auténtica unicidad divina.(3)

Platón, en el Timeo, considera que existe un Dios ordenador del mundo (Demiurgo), que impone el orden a partir del caos.(4)

Para los estoicos (entre los que pueden mencionarse a Zenón de Citio, Cleantes y Crisipo), no hay un Dios fuera de la naturaleza o del mundo al cual consideraron como divino; fue su ética (del esfuerzo y la disciplina) más que su teología, la que con posterioridad allanó el camino del cristianismo.(5)

Epicuro por su parte, propone eliminar el temor a los dioses a quienes presupone perfectos; verdad que acepta sin demostración. Sostiene además, que en virtud de su perfección están más allá del alcance del hombre y de su mundo siendo indiferentes a los destinos humanos.(6) Resume su concepto de Dios en lo siguiente: “Si Dios es perfecto, Él está siempre en paz y no puede enojarse o molestarse con nadie o por nada, porque el disgustarse sólo es propiedad de un ser imperfecto. De igual manera, si Dios es perfecto, Él no necesita ni desea nada de nadie, ya que si Él necesitase o desease algo, no sería Dios sino un ser infeliz e imperfecto.”(7)

Aristóteles, en el Libro 7 (XII) de la Metafísica y en VIII de la Física, llama Dios al “primer moviente”; porque es eterno, entidad y acto, que mueve sin moverse.(8)

Históricamente surge la Era Cristiana. Primero los apóstoles, posteriormente los padres apologistas (San Justino y Tertuliano). Se establecen las Escuelas de Alejandría (San Clemente y Orígenes) y de Capadocia, con San Basilio El Grande, San Gregorio Nacianceno y San Gregorio de Niza; todo este antecedente da origen al surgimiento de la figura de Agustín de Hipona, quien nunca dudó de la existencia de Dios y sin embargo, ofrece sus pruebas: noológica y psicológica para demostrar o mejor dicho, patentizar su existencia.(9)

La primera, está vinculada con la línea platónica (en el Banquete). Dios es lo perfecto, sin lo que es imposible pensar lo imperfecto. Él es la verdad y bondad originaria de todas las verdades y valores, dice Agustín. La segunda, en la que hace un itinerario profundo interior hacia Dios, a través de sus Confesiones. Además, este doctor de la Iglesia propone las pruebas: teleológica y del consentimiento universal sobre la existencia de Dios; en aquélla sostiene que el orden en El Cosmos exige una causa primera y eficiente; en tanto que con la creencia en Dios de casi todos los hombres, dice, se demuestra su existencia.(10)

Dentro de la filosofía escolástica, previamente a Tomás de Aquino, destacan figuras de gran relevancia, entre otras, la de Juan Escoto Eríugena, Anselmo de Canterbury y Pedro Abelardo. Respecto de la demostración de la existencia de Dios, es de destacarse Anselmo de Canterbury, quien en la cuestión de la relación entre fe y razón sigue la línea agustiniana; sin embargo, se inclina por la fe que busca la inteligencia bajo el lema: “no pretendo entender para creer, sino que creo para entender”.(11)

En sus dos principales obras: Monologión y Proslogión, presenta sendos caminos (diversos pero complementarios), tendentes a la demostración de la existencia de Dios. En el primero presenta pruebas “a posteriori”, en tanto que en el segundo, “a priori”.

El argumento “a posteriori”, mediante el tipo de prueba cosmológica, puede resumirse en lo siguiente: “todo lo que hay, existe en virtud de alguna causa, pero como la nada no puede causar nada, habrá que buscarla en una realidad existente, contingente o absoluta. Dado que lo contingente no puede ser causa originalmente última, debe encontrarse en la realidad absoluta, es decir, en Dios”.

En tanto que, en el expuesto en el Proslogión (ontológico), parte de la misma idea de Dios y llega a su existencia; su razonamiento es el siguiente: “el pensamiento encuentra en él mismo la idea de un ser, el ser supremo o sumo que se puede pensar (id quo maius cogitari non potest). Si este ser sólo existiera en la mente, no sería el mayor ser pensable, pues se podría pensar en otro ser que existiera, no sólo en la mente, sino también en la realidad. Por lo tanto, la misma idea del ser sumo o supremo implica que existe, no sólo en el pensamiento, sino también en la realidad.”(12)

Tomás de Aquino pretende demostrar (para algunos demuestra) la existencia de Dios, mediante un proceso “a posteriori” que se contiene en las cinco vías o argumentos, que en resumen son los siguientes:

1.            Dios es el motor no movido, el primigenio que mueve a todos. (Esta idea es tomada de Aristóteles).

2.           Hay una causa primera no causada, a la que llamamos Dios. (Esta idea también es aristotélica y encuentra además motivaciones en Avicenas.

3.           Llamada de la contingencia; está inspirada en Maimónides, así como en Aristóteles. La explica en el sentido de que todo ser contingente es causado; luego entonces, el contingente no se explica sino por el necesario. Éste ha de ser en si mismo y último en la cadena de las dependencias y es al que llamamos Dios.

4.           Llamada de los grados de perfección. Aquí Tomás de Aquino orientado por elementos neoplatónicos y aristotélicos, sostiene que las cosas son más o menos buenas, verdadera y nobles, al existir un máximo de bondad, de verdad, de nobleza y por tanto de ser; al existir un supremo que es causa de las perfecciones del mundo, a esa causa última la llaman Dios.

5.           Esta prueba llamada teleológica inspirada en los Estoicos, consiste en que al darse finalidad y orden en el mundo, debe existir una suprema inteligencia que explique esta finalidad, que llama Dios.(13)

Posteriores a Tomás de Aquino dentro de la filosofía Medieval tenemos a Buenaventura de Bagnoregio, de la Escuela Franciscana de París, quien postula que la existencia de Dios no sólo es mostrable, sino demostrable a través de las pruebas “a posteriori” y “a priori” expuestas con antelación (Anselmo y Tomás de Aquino), y que el ser primero y sumo es evidentísimo en su verdad, toda vez que el predicado está contenido en el sujeto; por lo que dice: “Basta tener la idea de Dios para que sea evidente que Él existe, pues la existencia (predicado), está contenida en el sujeto (Dios)”.(14)

Juan Duns Escoto pretende demostrar la existencia de Dios mediante: 1.- causa primera, eficiente; 2.- causa final, última y 3.- existencia de una naturaleza eminente; en tanto que Guillermo de Ockham sostiene, que no se puede saber con evidencia que Dios existe, y ataca todas las pruebas clásicas de la existencia de Dios sosteniendo que no es posible demostrar lo suficiente su existencia. Sin embargo, no niega que pueda darse un argumento probable de ésta.(15)

René Descartes ofrece en las Meditaciones dos pruebas de la existencia de Dios. En la tercera Meditación (prueba cosmológica) sostiene en esencia, que todas las cosas que existen (si es verdad que existen), han sido creadas y producidas por “una substancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente”, que es Dios; y concluye que: “Dios existe; porque si bien la idea de la substancia está en mi, puesto que soy una substancia, no tendría la idea de la substancia infinita siendo yo finito, sino hubiera sido puesta en mi espíritu por una substancia verdaderamente infinita”.(16)

En la quinta Meditación a través de la prueba ontológica, Descartes afirma que así como ha estimado en las Meditaciones precedentes respecto de las verdades matemáticas, habiendo podido sacar de su pensamiento la idea de alguna cosa, no hay razón para pensar que no puede sacar de ahí un argumento y una prueba demostrativa de la existencia de Dios; que la esencia y la existencia de Dios no pueden separarse, pues ello es inconcebible.(17)

Baruch Spinoza sostiene, que sólo existe una substancia divina infinita, quel puede identificarse con Dios o bien con la naturaleza, dependiendo de la perspectiva que se adopte; esta substancia es causa de sí misma y de todas las cosas. Existe por sí misma y es productora de toda la realidad. La naturaleza es equivalente a Dios, es decir Spinoza cae en el Panteísmo.(18)

Gottfried W. Leibniz, filósofo y matemático, en su obra Ensayos sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, introdujo el término Teodicea, que supone un mundo no perfecto en todas sus partes, pero sí armonioso como conjunto que mejor realiza el máximo de sus posibilidades, incluyendo el mal. Por lo que, de acuerdo a este autor, existe una justificación de Dios, no obstante la existencia del mal en el mundo.(19)

Por otra parte, en su obra Pensamientos (1630), Blas Pascal sostiene en lo atinente a la existencia y creencia de Dios, la apuesta siguiente:

1.- Tu puedes creer en Dios; si existe irás al cielo.

2.- Tu puedes creer en Dios; ni no existe no ganarás nada.

3.- Tu puedes no creer en Dios; si no existe tampoco ganarás nada,

4.- Tu puedes no creer en Dios; si existe tu serás castigado.

Frente a la apuesta anterior, George M. Smith en su libro “Ateísmo: el caso contra Dios”, basándose en los trabajos de Ayn Rand y Nathaniel Branden, la refuta en los términos siguientes:

1. Dios no existe. En este caso, los ateos estarían en lo correcto, por lo tanto serían los creyentes lo que habrían perdido gran parte de sus vidas y de sus esfuerzos en agradar a un ser inexistente.

2. Dios es un ser impersonal (deismo). Dios creó el Universo y luego lo dejó a su suerte, sin intervenir en él. En este caso, ni el ateo ni el creyente tienen razones para preocuparse, pues este Dios ni premia ni castiga. En dado caso, aún los perdedores continuarían siendo los creyentes, pues habrían perdido gran parte de su esfuerzo vital en adorar a un Dios que no les escucha ni les presta atención alguna.

3. Dios existe y es un ser moralmente elevado. En este caso, Dios no podría castigar a ningún ser humano que cometiera errores de conciencia honestos. Si la razón es la que hace llegar a la conclusión al hombre que Dios no existe, este no debería tomar represalias contra él. De hecho, quien más preocupado debería estar es el creyente, pues la lógica en términos básicos debería llevar al ateísmo (esta es la opinión personal de Smith), por lo cual la creencia ciega y deshonesta en Dios (recordemos que, según los detractores, los creyentes creen en Dios no por una convicción honesta y lógicamente estructurada, sino como simple “apuesta segura”) sería para Él un gran pecado.

4. El Dios de los cristianos es el correcto, con su actuación moral y éticamente reprobable, que castiga a todo aquel que se atreve a dudar de Él, aunque esta duda esté basada en la lógica y la razón, Así, la vida de cada persona no sería importante, sino la simple adhesión a la creencia de Dios sea esta por razones honestas (escasamente hay quienes creen en Dios como consecuencia del razonamiento y la meditación profunda en ese aspecto) o deshonesta (la mayoría, según Smith, lo hacen por la apuesta segura, por temor al infierno o por simple herencia cultural). Sin embargo, este Dios reprobable desde el punto de vista moral, podría fácilmente también convertirse en un Dios traicionero respecto a los cristianos pues, suponiendo que este disfrutara de alguna forma con el sufrimiento humano y no importaran para él las virtudes humanas, no habría en tal caso ningún impedimento para suponer que también lanzara a los cristianos al infierno, ya que para una mente inmoral la traición puede convertirse en un elemento de diversión.(20)

Immanuel Kant, sostiene en la Crítica de la Razón Pura, que no puede probarse la existencia de Dios por medio de la razón teórica especulativa. No obstante, en la Crítica de la Razón Práctica admite que “…La causa suprema de la naturaleza, como condición del soberano bien, es un ser que es causa de la naturaleza en cuanto inteligencia y voluntad (por consiguiente, autor de la naturaleza), es decir, es Dios…”(21)

Soren Aabye Kierkegaard, no pretendió demostrar la existencia de Dios y en cambio, argumentó que la duda es un elemento de la fe, sin que sea posible conseguir alguna certeza objetiva acerca de la existencia de Dios. Critica a la cristiandad como entidad política, sosteniendo que las congregaciones de la iglesia carecen de sentido; que el cristianismo se había secularizado y politizado y se había convertido en una religión vacía.(22)

 Lo argumentos anteriores que si bien no son los únicos, estimo que si los mas destacables, tendentes a la demostración de la existencia de Dios, me llevan a la convicción que tal vez resulten ser fundamento que convencen solo a quien o quienes tienen fe.

Lo inmediatamente expuesto lo explico así: todos cuantos han pretendido y afirmado demostrar la existencia de Dios son hombres de fe (tal vez también mujeres); y quienes han creído en esas demostraciones también son hombres y mujeres de fe. No ha habido uno ---que yo sepa---, quien sin tener fe en que Dios existe, haya pretendido demostrar racionalmente la existencia de Dios y que lo haya logrado en forma convincente para él y para otros.

Por lo tanto, al parecer, es la fe y no la razón de aquéllos, lo que les ha llevado al desarrollo de sus demostraciones y a la creencia en ellas; pues incluso Kant, no obstante su racionalismo, nació y creció bajo la influencia pietista, en donde se ponía énfasis en una intensa devoción religiosa en la cual la experiencia personal de la religión, tenía más importancia que el formalismo. Luego entonces, Kant antes que filósofo era hombre de fe.

        A  mediados  del  año  pasado  (2010)  se  dijo,  que  Grigori  Perelman  ---un matemático ruso que demostró la Conjetura de Poincaré para n=3---, había demostrado matemáticamente la existencia de Dios; sin embargo, ese dicho fue a través de un tercero y hasta donde tengo noticia, no ha sido corroborado por el propio Perelman y menos aún conozco la eventual demostración que pudo haber hecho.


Citas Bibliográficas

(1)       Maquiavelo, Nicolas, El Principe, Vigésima Quinta Edición, Editorial Porrúa, México 2008. p.64.
(2)       Ferrater Mora, J. Diccionario de Filosofía Tomo I (A – D), primera edición, tercera reimpresión en Ariel Filosofía, Barcelona 2004; entrada Dios p.908.
(3)       Garcia Bacca, Juan David (compilador), Los Presocráticos, Segunda Edición, décima reimpresión FCE, México 2007. p21.
(4)       Edición Electrónica de http://www.philosophia.cl/EscueladeFilosofíaUniversidadArcis.
(6)       Ferrater Mora, J. Diccionario de Filosofía Tomo II (E –J), primera edición tercera reimpresión en Ariel Filosofia, Barcelona 2004; entrada Epicuro. p1036.
(8)       Apuntes de clase. Teodisea, Jorge Bonilla. Universidad Lasalle.México 2008.
(9)       Merino, José Antonio, Historia de la Filosofía Medieval, Sapientia RERUM. Serie de Manuales de Filosofía, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid España 2001. pp. 25 a 47.
(10)     Idem pp. 62 y 63.
(11)     Apuntes de clase.Teodisea.
(12)     Merino, ob cit. p 114
(13 )    Ibidem pp 204 a 206
(14)     Ib.p 231
(15)     Idem pp. 273 a 276 y 306
(16)     Descartes, René, Discurso del Método, Meditaciones Metafísica,… vigésima segunda edición, Editorial Porrúa, México 2008 p77.
(17)     Idem pp. 89 y sn.
(19)     Apuntes de clase. Teodisea,
(21)     Kant, Immanuel, Crítica de la Razón Práctica. Biblioteca Filosófica, Segunda Edición, Mestas, Ediciones, Madrid 2004. p.173

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente trabajo

Unknown dijo...

denso tema

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